Es cierto, con la fotografía obtienes ese instante único que tu retina hubiese sido incapaz de almacenar, y es más, a veces formas parte de ese plan, de ese momento mágico.
Primero pasaste por allí varias veces y una idea se fue fraguando en tu cabeza, volvías a pasar y la idea cogía consistencia, de día o de noche, hacia arriba o de frente, encuadrando con las manos... necesitabas un cómplice porque solo sería complicado, habías decidido que sería de noche, con flashes y linternas. La cómplice fue Leo, todo estaba preparado aunque dudabas del resultado, seguramente sigues dudando... pero ese momento.
Es eso lo que queda, con tus limitaciones.
Te quiero decir....
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