Nos perdimos un buen rato en este rincón de una bodegas riojanas, a lo mejor fue el efluvio de ese vino abandonado a su suerte, castigado eternamente por no se que pecado cometido, no llegar a ser brillante quizás, o tan solo diferente, no tan distinguido, poco afrutado, un color difuso... no lo se. En todo caso no llego a nuestro paladar como si lo hicieron sus compañeros de promoción, decidieron los sabios del vino que se quedara allí, en la penumbra penitente de la bodega, en la esquina mas oculta... como la vida misma.
Buena foto; la sensacion siniestra muy bien captada.
ResponderEliminarAnte todo, muchas gracias por seguir mi humilde blog de fotografía; se agradece de verdad!!!
ResponderEliminarQue buena foto, que buenos juegos de luz y que buenos modelos. No podías encontrar de mejores, botellas que guardan en su interior, todo un racimo de historia y conocimiento, perpetuado sabiamente, por los buenos amigos, de esta magnífica y hermosa comunidad, que es La Rioja: enhorabuena!!!
Gracias por la visita Jorge.
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