Esa sensación que tienes, la semana no acaba ni empieza, solo continua. El cansancio se diluye en los huesos, aparcas la cabeza que mira desde su asiento y salta a enroscarse de nuevo temerosa de la aventura de parar. Te queda vestirte de optimista y compruebas aún así no es suficiente.
Un segundo... la vida es lo bastante, el placer de gozarla a su manera y la tuya, el momento es cada en cada momento, el paisaje recreado a tu alrededor, el instante preciso y volar. No es optimismo entonces, es el tiempo que ya no se escapa.
Ahora si... te sientas un instante y miras... y ves... y aprendes, de la vida corriente.
Disfruta del paisaje.
Me gusta mucho, Agustin.
ResponderEliminarDan ganas de estar en esta casa.
La reflexión, también muy interesante.
Gracias Jordi por la visita.
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