Para el que las tuviera. La verdad es que se terminan esos días rellenos de felicidad a golpe de reuniones familiares, esas vacaciones del día a día, ese paréntesis olvidadizo. Ahora toca reubicarse en el trajín diario de seguir estando... que es en el fondo la vida. Vamos pasito a pasito, sin despertar a nadie, abrimos la ventana del próximo lunes para ver que espera y si no nos gusta, no importa, es lo que hay y quedan dos días para enderezarlo aún.
Y si acaso sale el sol por otro lado... darse la vuelta a tiempo.
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