No durará siempre esta batalla perdida de antemano. No veras el final seguramente, aunque tu intuición te diga lo que pasa, tu te giras mirando hacia otro lado. No es que no te importe. Te venció el hastío, se desvaneció tu sed, desapareció la impronta de tu género, derrotado antes de pasarte al otro bando.
Las hormigas mas voraces siguen avanzando; retrocederán tarde o temprano, incapaces en su afán de echar raíces, perdida ya esa insana vocación de regenerarse.
Las hojas se teñirán de rojo y caerán de nuevo. Pero mañana... seguro.
Estarán de nuevo ahí... aquí.
¡Que bueno Agustín!, eres una caja de sorpresas
ResponderEliminar