No te escondas.

La realidad es tozuda y te perseguirá, no hay más que mirar.

Flores.

O piedras... lo que tu quieras será.

Me río de mi.

Pa reírme contigo.

¿Caco de gaviotas?.

- ¿Que mira ese de hay abajo?.
- A nosotras, es que somos muchas.
- Si bajamos todas a la vez le damos un buen susto.
- No te líes, solo tira fotos.
- ¿Fotos?.
- Si, son como espejos de hace un rato... o un momento, o hace un año.
- ¿ Te aclaras?.
- Lo que quiero decir... es que si te miras ya ha pasado, pero estas ahí.
- No entiendo.
- El dispara, pero tu ya estas en otro lado, o de otra manera, en nuestro caso más lejos, o más cerca... depende.
- Que ventaja tiene.
- Se queda ahí, lo que él vio, se queda para siempre en el espejo.
- Es un ladrón de instantes.
- Tampoco te pongas filósofa.
- Pues un caco de gaviotas.
- A saber, lo mismo está mirando las banderas.
- ¿No sera eso?. Estando aquí nosotras... gráciles aves.
- Tu si que necesitas un espejo...ja, no te has visto bien.
- ¿Para que?. Yo con volar.
- Verdad.

Protegerse del frío.

La mirada está fuera.

De nuevo.

Esa luna siempre reaparece.

No acercarse.

Sin mirar y disfrutar primero... dijo la chumbera.

Abismos.

De los que te separa solo el aire, mirando hacia arriba y vigilando el fondo. La noche como una cartulina se hace densa y te invita a pasar, vieja conocida, anfitriona de gustos y disgustos, pasajera siempre de tu recorrido... placida a veces, es el caso.

No huyáis.

¿...?

Hacemos intermedios.

Mientras decidimos como entrar en el año, con que pie, imaginando a poder ser cual sera el bueno. - Que poder ser no puede, ni aún imaginando -.
El paraíso terciara en cualquier momento si logras estar presente, el regalo a tanto desvelo, no hay sin sabores, ni premios... solo caricias del tiempo rozándote de vez en cuando. Si te giras ya no esta, si te paras... perderás el siguiente, tu verás.