viernes, 4 de febrero de 2011

El clima, el fotografo y la esperanza.

Después de un día recorriendo y disfrutando del Cap de Creus, sin signos de tramontana, ni siquiera el frío quería aparecer y poca o ninguna nube en el horizonte para estropear lo que nos había llevado allí, la nocturnidad y el camello. Aunque, eso si alguna nube para el atardecer tampoco hubiese estado de mas. Por fin la noche nos abrazaba despacio, con toda la calma del mundo habíamos elegido algún encuadre y solo restaba esperar y disfrutar del silencio que te acompaña en los días calmos.
Oscurecía ya y de repente una masa nubosa hacía su sorprendente aparición, es cierto las había visto a lo lejos pero no creí que osaran acercarse, pero allí estaban, es mas, venían estáticas para quedarse el tiempo que hiciera falta, disparamos las cámaras sin mucha convicción, esperando que alguna estrella acabara apareciendo, la noche se hizo mas profunda y mas oscura, pero las nubes decidieron quedarse justo en nuestro encuadre.


No quedo otra que recoger bártulos y decir aquello de, no hay que preocuparse, el camello seguirá aquí y vendrán días despejados y nosotros los veremos. Como en El Cairo, no habrá nube capaz de ocultar mucho tiempo el deseo que allí ha despertado.

1 comentario:

  1. A veces, la diosa fortuna nos visita en forma de nube y nos arregla la imagen; hay que tener paciencia.
    Enhorabuena, por el resultado final, Agustin.

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