Yo ya sabía, pasaba por aquí a menudo y los veía circular cargados con sus bolsas de aquí para allá. Sonrientes, relajados, sin ningún titubeo, nada de que arrepentirse. Daño a la vista si hacía oiga, pero que quiere que le diga, la costumbre es ingrata a veces.
Pero ahora es peor sabe, ahora además huele... y mucho, siguen paseando como si nada, parece que en su infinita sabiduría un gran Dios les hubiese privado de su glándula pituitaria, pero a los demás no, nosotros no solo vemos y oímos ademas olemos y huelen mal, como a refrito que ya va por la décima vez, no se si me entiende, así no se puede oiga, no se puede. Habrá que cruzar e irse al otro lado, no son nubes de tormenta, ni siquiera de lluvia, pero con este ambiente se cargan, le digo yo que se cargan... y descargan, al tiempo.
Algún tufillo siempre han hecho, pero ahora el hedor es insoportable... Será culpa de los hilillosshh de plastilina.
ResponderEliminarEso pa mi que fue el principio.
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