Mi abuela levanto la cabeza cana de nieve y aún, atónita, pudo contemplar como el tren se alejaba entre bufidos. Yo en el suelo berreaba con todas mis fuerzas, lo que consiguió girarla y acogerme de nuevo entre sus brazos, mientras me registraba el cuerpo en busca de algún daño que no se produjo, la registraban a ella los demás en busca de dolores que no aparecieron. !Queréis dejarme ya¡...grito. El corro que se había formado alrededor nuestro se callo al unisono, para estallar después en carcajadas y abrazos, los unos a los otros, los otros a los unos, como si todos se hubiesen salvado mutuamente.
Me recogió entonces mi tía con menos mimos, para dejar así que su madre reponiera fuerzas, alguien le paso el agua del carmen, bebida milagrosa que lo sanaba todo. Tras darle un trago sonoro miro a su alrededor y pregunto.
- ¿Quien ha sido?.
- ¿El que?.
- ¿Que quien coño me ha empujado?, nos ha salvado la vida.
Hay su voz se hizo frágil, cosa extraña.
- Andabas sola delante. Nadie te empujó, te vimos saltar a tiempo.
- Entonces... bueno, algún alma caritativa debe correr por aquí.
La noche se andaba haciendo fuerte, pero la tormenta parecía ofrendar un momento de tregua, se abrió un claro y apareció la luna, minúscula y muy cerca de ella, una estrella compitiendo ese día con su brillo. Alguien dijo que era Venus.
Todos andaban ya poniéndose de nuevo en marcha, el pueblo estaba ya al otro lado del túnel, el tren que había pasado era ya el último, así que entraron precavidos pero sin miedo, murmurando el suceso del misterioso empujón.
Ya en el apeadero, cerca del pantano, nos dieron cobijo a todos en una casa grande, de las de antes con una enorme chimenea de la que brotaba el calor perdido.
Antes de entrar, la abuela se paro en la puerta mirando ese cielo oscuro donde se escondían ya la luna y venus. Sonrió y me miró, de eso si que me acuerdo. De eso... y de que nací en invierno.
No me extraña que ahí a tu abuela le temblara la voz, no era para menos. Una historia conmovedora Agustín
ResponderEliminarPor cierto, y hablando del azul de mi entrada, no te has fijado que han cambiado la cabecera del telediario de TVE, la mediocridad de los nuevos ricos (en votos)no solo ha de ser, también se ha de notar. La mancha seguirá extendiéndose
Abrazos para ambos dos
Una preciosa historia, Agustín. Está claro que volvisteis a nacer tú y tu abuela. Es curioso, por eso, que nadie quiso hacerse el héroe... ¿o quizá no lo hubo? Supongo que también tendrás esta duda.
ResponderEliminarGracias por compartirla, Agustín.
Un abrazo.