domingo, 16 de enero de 2011

La Catedral del mar y wikileaks.

Que tendrán que ver el tocino con las ganas de comer, pues mucho, o mucho mas de lo que nos gustaría. Evidente.
Acabo de leer La Catedral del mar, después de algún tiempo en una estantería al fin me decidí a leerlo. Se lee muy fácil y mas para alguien nacido en Barcelona y asiduo paseante de las calles de La Ribera. Pero no voy a hablar de un libro tan leído ya por tanta gente, si no de lo poco que me han sorprendido las intrigas de nuestra edad media. Tanto tiempo a pasado, mil guerras, revoluciones, avances tecnológicos, para seguir siendo evidentemente cercanos a nuestros paisanos de hace 600 años mas o menos. Hoy en día, las noticias llegan en segundos a nuestras pantallas, vivimos mucho mas tiempo, eso si, para enredar más tiempo con lo mismo, dinero maldito dinero y otros vicios. Inquisición, torturas, mercaderes; seguro que si repasamos algún diario, encontraremos equivalentes con bastante parecido con el original, de repente y de la nada surgió wikileaks y nos hemos mirado sorprendidos con las intrigas palaciegas de nuestros gobernantes, ahora ofrecidas en tiempo real, sin la ayuda de un buen historiador. La verdad no creo que nos haya sorprendido tanto, si acaso nos sentimos un tanto ofendidos, pero por lo visto hasta hoy...sin excesos.


Lo que de verdad creo, es que después de unos cuantos siglos y solo en una pequeña parte del mundo, las únicas que han avanzado algo son las mujeres y no nos engañemos, con poca colaboración por parte de los hombres. Espero que no les de por copiar al sexo opuesto, vistos los resultados.

1 comentario:

  1. Los elementos de control, siempre han existido y creo que siempre existirán. El problema que se les presenta a los controladores hoy en día, es que el nivel cultural de los súbditos cada día es más elevado; como era aquello...; se nos ve el plumero. No nos hemos ofendido, debido a que cuando a uno se le ve el plumero, nunca puede existir ofensa, en todo caso, puede darse alguna media risa y de aquellas poco afortunadas.
    Ah! la foto muy bonita, Agustin.

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